miércoles, 29 de agosto de 2012

Conteste lo que se le pregunta


¿Cuántas veces has preguntado “qué hora es” y terminas enterándote de la vida, obra y milagros de un total extraño? No me refiero a cuando queremos hacer conversación con alguien y preguntamos por preguntar, sino cuando REALMENTE queremos conocer la hora que marca el reloj.

A veces es mejor atenernos a lo que vemos siempre de los juicios en las películas: “Testigo, limítese a contestar la pregunta”. No sé si es solo en Macondo que tenemos la costumbre de contestar más de lo que se nos pide, o si es una tendencia latinoamericana, si está en los genes o es conducta aprendida.

Veamos los distintos escenarios de la vida real.

Estudio de caso 1

-Mamá: ¿y estos dibujos en la pared?
-Niño que es la única otra persona en la casa en el momento de los hechos: Yo no fui.

Esta respuesta desencadenará sin remedio en la racionalización materna de que el niño es la única otra persona, que no existen los fantasmas, y que el perro no sabe dibujar sino que se come las crayolas (a lo mejor el niño también, pero ese no es el asunto).

Si en su lugar el niño se hubiera limitado a contestar la pregunta, una posible respuesta hubiera sido: “Estos dibujos son la expresión plástica de la percepción de la realidad que vive diariamente un artista que apenas se inicia en el arte de la comunicación y quien, mientras no posea y domine los elementos del lenguaje, tiene que llevar su mensaje por medio de los símbolos. Algún día serán los jeroglíficos que busquen los científicos en las cuevas que sirvieron de hogar a las antiguas civilizaciones y que contaban la historia personal de la tribu que allí habitaba. Madre, eres testigo de la historia que se escribe hoy para las futuras generaciones.”

Estudio de caso 2

-jefe: Oiga, ¿Cristóbal Colón descubrió a Puerto Rico en el 1492 o en el 1493?
-empleado: Fue en el 1493, porque fue en el segundo viaje que descubrió Puerto Rico. En el primer viaje, que fue el de 1492, descubrió La Española y Cuba.

Este exceso de información por parte del empleado causará que, ya que sabe tanto, el jefe le solicitará un informe sobre los viajes de Colón y el descubrimiento de Puerto Rico, por escrito y para ayer. ¡Y hasta ahí llegó el fin de semana de descanso! Otro hubiera sido el cantar si, en su lugar, hubiera respondido: “Estoy casi seguro de que fue en el 1493”.

Estudio de caso 3

-cliente potencial: Esta máquina de ejercitarse, ¿es buena?
-empleado con una gran barriga que no es de embarazo: ¡Buenísima! Yo me compré una y me ha ido de maravilla.

No necesita análisis ulterior. Se cae de la mata.

Antes de responder a una pregunta, piense bien lo que realmente le pide (no haga como los políticos y las misses que hacen como que lo piensan para después responder otra cosa relacionada con nada de lo que se le ha preguntado). Tampoco pierda el tiempo en inferir lo que hay detrás de la interrogación, las motivaciones o la cascarita donde quieren que se resbale. Conteste en blanco y negro lo que usted entiende que es correcto. Mientras más llanas las respuestas, más fluida la búsqueda de la verdad. Y sobre todo, si no sabe, dígalo así mismo. 

Obviamente, esta teoría mía no aplica a las conversaciones casuales de montar lata un viernes social entre amigos o conocidos. No sea aguafiestas y ahí sí dé más información de la que se le pide ;)

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