viernes, 13 de enero de 2012

¿Qué pasó con la campaña de no-balas al aire?

Trayectoria ideal de los tiros al aire

Y yo me pregunto: ¿Por qué no funcionó la campaña de la Policía y de la comunidad? Los anuncios le estrujaban el alma a cualquiera, y mi corazón se iba en paro con la mamá que decía que se le "cayó el mundo". ¡Ni lo puedo escribir sin que se me agüen los ojos!

Pero es que esa soy yo, y los que se atreven a leer estas líneas, que tenemos un corazón, moral, valores y fe. El que disparó la bala mortal y los que lo vieron y no dijeron nada, no tienen nada de eso.

De lo que recuerdo de mis clases de publicidad y mercadeo, sé que una campaña tiene un mercado objetivo. Esta campaña fue erróneamente dirigida a la moral del amoral, a los sentimientos de una piedra, al alma del desalmado o, como me parece más acertado (aunque en inglés) "to the heart of the heartless".

No se pueden pedir peras al olmo. ¿Por qué apelar a los sentimientos de alguien que lo que tiene por corazón es un rollo de alambre de púas?

Recuerdo muy bien la otra campaña en la que sí te enseñaban a las víctimas de balas perdidas, pero el mensaje era "denuncia al que dispare o serás tan culpable como él... llama a este número y denuncia anónimamente, etc." (algo así era el mensaje total). Ahí, por lo menos, le metes un poco de temor al delincuente y le das alternativas al informante. Pero una campaña dedicada totalmente a los sentimientos es absurda (discúlpenme los que invirtieron tanto tiempo en darle cabeza a esta idea, pero creo que estuvo fuera de foco, no identificaron bien a su público objetivo).

Es una pena que nuestra querida Isla del Encanto sea ahora la Isla del Espanto; que los criminales sean los dueños de nuestras comunidades y de nuestras familias; que nuestras vidas giren en torno a visitar los lugares con menor incidencia criminal, o salir a las calles a la hora que duermen los bandidos. A veces me siento presa en mi propia libertad.

Hay que levantarse, hay que enseñarle valores y valentía a nuestros hijos. No tienen que enlistarse para defender una Patria utópica, desconocida y lejana. No hay que preocuparse por que gane tal o cual partido para que "la cosa" mejore. Hay que tomar las riendas de nuestras comunidades y perderle el temor a la verdad, a la soledad y a la muerte. Creo firmemente que vivimos en un país en guerra, y que no solucionaremos nada con vivir en negación y silencio.

Sé que es muy difícil y amargo, pero tenemos que aprender que las cosas que están incorrectas hay que corregirlas aunque nos cueste (lo que nos cueste). Como dijo nuestro Señor: "el que tenga oídos, que oiga".

Permita Dios y podamos aceptar el sacrificio que El nos pide por la recompensa que El nos ofrece.

Acoge, Padre Celestial, a tu hija Karla; a quien nos regalaste por un ratito para que entendiéramos lo que puede lograr la unión de un pueblo, la oración de un total desconocido, el amor de una familia, el desprendimiento del que menos tiene, y el dolor de un País que no encuentra cómo levantarse.

Habita, Señor, en el corazón de los padres de Karla Michelle. Concédeles Tu paz e inúndalos con Tu luz, sabiduría, amor y perdón.

 

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