jueves, 19 de enero de 2012

¿Desea usted cooperar con nuestra causa?

Este tema surgió durante una de mis inspiradoras clases del semestre pasado, y tuve la gran oportunidad de revivirlo recientemente… (el tema, no la clase).
Estoy en una larga fila para pagar dos boberías. Una señora muy amable, a pesar de indicarle que estoy sin prisa y que hago la fila como todo el mundo, insiste en dejarme pasar antes. Muchas gracias, señora. La cajera pasa mis dos boberías y surge la siguiente conversación:
-          Cajera: Son $5.98. ¿Desea cooperar con 1 dólar para los niños que padecen tal y cual?
-          Yo: ¿Perdón?
-          Cajera: ¿Qué si desea cooperar con 1 dólar para los niños que padecen tal y cual?
-          Mi mente: En los pasados 5 meses compré la camiseta para esta causa, hice el cheque para tal otra, caminé para la de más allá, vendí sellitos para la de acullá, compré bizcochos para tal, adquirí chocolates para vengamás, … ¿Con qué cara tú me vienes, delante de toda esta gente, a pedirme un peso para esta noble causa? ¿Es que te puedo decir que no? ¿Cómo contesto yo esa pregunta después que esa señora tan amable y desprendida me ha colado en la fila, y ahora tengo a tooooooodo el mundo mirándome y escuchando cada palabra que cruzo contigo? ¿Cuál sería una buena respuesta a esta pregunta?
·         Sí, deseo cooperar, pero no ahora.
·         No, no deseo cooperar.
·         Hoy no, pero mañana sí.
·         Hoy por ti, mañana por mí.
·         ¿Deseas tú cooperar con los niños que tengo en casa?
·         ¿Aceptas un cheque de un peso?
·         En cuanto me pegue.
-          Yo: No.
-          La mente de la señora que me dejó pasar y la de todos los que estaban detrás de ella: ¿!Cóoooooooomo!? ¿!Dijo que no quiere cooperar con los niños  que padecen tal y cual?! ¿Pero qué clase de persona viene a esta tienda a comprar dos boberías y no puede regalar un peso para una buena causa?
La verdad es que sí, podía dar el peso y siempre he dicho que sí. Pero ese día quise probar a decir “no”, y ver las caras de la cajera y de la demás gente (como dice el anuncio…priceless).
Por otro lado, hay que reconocerle al de la brillante idea de hacer ese ofrecimiento en ese preciso momento, que su campaña funciona perfectamente bien. Es un genio y me quitaría el sombrero ante su presencia, si usara. Me pregunto cuánto se recaudará diariamente con el chistecito.

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