¿Cuántas
veces has preguntado “qué hora es” y terminas enterándote de la vida, obra y
milagros de un total extraño? No me refiero a cuando queremos hacer
conversación con alguien y preguntamos por preguntar, sino cuando REALMENTE
queremos conocer la hora que marca el reloj.
A
veces es mejor atenernos a lo que vemos siempre de los juicios en las
películas: “Testigo, limítese a contestar la pregunta”. No sé si es solo en
Macondo que tenemos la costumbre de contestar más de lo que se nos pide, o si
es una tendencia latinoamericana, si está en los genes o es conducta aprendida.
Veamos
los distintos escenarios de la vida real.
Estudio
de caso 1
-Mamá: ¿y estos dibujos en la pared?
-Niño que
es la única otra persona en la casa en el momento de los hechos: Yo no
fui.
Esta respuesta
desencadenará sin remedio en la racionalización materna de que el niño es la
única otra persona, que no existen los fantasmas, y que el perro no sabe
dibujar sino que se come las crayolas (a lo mejor el niño también, pero ese no
es el asunto).
Si en
su lugar el niño se hubiera limitado a contestar la pregunta, una posible
respuesta hubiera sido: “Estos dibujos son la expresión plástica de la
percepción de la realidad que vive diariamente un artista que apenas se inicia
en el arte de la comunicación y quien, mientras no posea y domine los elementos
del lenguaje, tiene que llevar su mensaje por medio de los símbolos. Algún día
serán los jeroglíficos que busquen los científicos en las cuevas que sirvieron
de hogar a las antiguas civilizaciones y que contaban la historia personal de
la tribu que allí habitaba. Madre, eres testigo de la historia que se escribe hoy
para las futuras generaciones.”
Estudio
de caso 2
-jefe: Oiga, ¿Cristóbal Colón descubrió
a Puerto Rico en el 1492 o en el 1493?
-empleado: Fue en el 1493, porque fue en
el segundo viaje que descubrió Puerto Rico. En el primer viaje, que fue el de
1492, descubrió La Española y Cuba.
Este
exceso de información por parte del empleado causará que, ya que sabe tanto, el
jefe le solicitará un informe sobre los viajes de Colón y el descubrimiento de
Puerto Rico, por escrito y para ayer. ¡Y hasta ahí llegó el fin de semana de
descanso! Otro hubiera sido el cantar si, en su lugar, hubiera respondido: “Estoy
casi seguro de que fue en el 1493”.
Estudio
de caso 3
-cliente potencial: Esta máquina de
ejercitarse, ¿es buena?
-empleado con una gran barriga que no es de
embarazo: ¡Buenísima! Yo me compré una y me ha ido de maravilla.
No
necesita análisis ulterior. Se cae de la mata.
Antes
de responder a una pregunta, piense bien lo que realmente le pide (no haga como
los políticos y las misses que hacen como que lo piensan para después responder otra cosa relacionada
con nada de lo que se le ha
preguntado). Tampoco pierda el tiempo en inferir lo que hay detrás de la interrogación,
las motivaciones o la cascarita donde quieren que se resbale. Conteste en
blanco y negro lo que usted entiende que es correcto. Mientras más llanas las
respuestas, más fluida la búsqueda de la verdad. Y sobre todo, si no sabe,
dígalo así mismo.
Obviamente,
esta teoría mía no aplica a las conversaciones casuales de montar lata un
viernes social entre amigos o conocidos. No sea aguafiestas y ahí sí dé más información
de la que se le pide ;)
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