¡Qué bueno es cuando, teniendo mil problemas en tu mente, haces tres "boberías" que te hacen sentir súper bien!
Tenía mil problemas pululando por un primer lugar en mi mente, la verdad es que me sentía, literalmente, que desfallecía. De repente, me han caído mil complicaciones encima, como dicen en buen español: "when it rains, it pours". Así que decidí empezar a resolverlos todos a la vez, pero paso a paso.
Fui a recoger un documento en un lugar donde, para llegar, primero, me perdí. Pero todas las personas que encontré en "la perdida" fueron tan tremendamente amables y dispuestas a ayudar que, cuando llegué a mi destino, me sentía muy tranquila y feliz. Así que pude explicarle mi situación a la persona (quien ya me había atendido muy cortésmente por teléfono). La empleada fue muy atenta y servicial y, en tres minutos, ya me había atendido y despachado con lo que yo necesitaba y "que tenga un bonito día".
¡Qué cosa tan maravillosa! Media hora perdida por las calles y tres minutos de atención cambiaron mi día a mejor.¡Qué importante es recibir un buen servicio, ser amable, saludar y despedir a una persona en la oficina o por la calle! ¡Qué diferencia a cuando nos reciben con caras largas y malas crianzas, donde nadie sale bien parado y no mejora la vida para ninguna de las partes!
Seamos amables y amorosos siempre y en todo. Desde el que espera en la oficina de un médico, hasta el que atiende directamente a un cliente es importante para que el ambiente del servicio sea positivo. Y cuando todos esos elementos se dan, se es más productivo y feliz en su propio trabajo.
¡Qué bueno es recibir esa notita de un total desconocido que te dice: "la persona que me atendió por teléfono fue muy amable y me aclaró mis dudas, gracias", o "esperé más de una hora en la caja, pero los empleados se esmeraron por resolverme mi problema", o más impresionante aún "aunque no obtuve los resultados que buscaba, todos fueron muy serviciales y lo agradezco".
¿Estamos conscientes de que nuestro trabajo es una bendición porque nos permite servir a otros? ¿Nos podemos identificar con esos servidores de corazón que siempre tienen un saludo y una sonrisa aunque estén pasando por situaciones difíciles?
Despertemos a nuestro servidor interior y activemos nuestro motor de la amabilidad, de la dulzura, y de la eficiencia. Así repartiremos mucha paz y alegría, aun cuando no le podamos resolver la situación.
Muy cierto lo que planteas. Como dice el refrán una sonrisa no cuesta nada sin embargo vale un millón. ¡Buen día!
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